ue la red social más grande del mundo no esté atrayendo 20 millones de nuevos usuarios al mes
es para algunos una señal de que el crecimiento vertiginoso está por empezar a convertirse en sólo “crecimiento”. Sin embargo para mi es sólo una seña de madurez del mercado de Facebook que con 687 millones de cuentas al primer día del mes de junio, muestra un crecimiento anual del 45.2% según cifras de www.insidefacebook.com.
Pero más interesante que eso, es el comportamiento de las empresas y usuarios en la región de Latinoamérica. Con 149 millones de usarios en EUA, 25.6 en México, 19 en Brasil, 16 en Canadá, 15 en Argentina, 14 en Colombia –casualmente el mismo número que en España—y casi 9 en Venezuela y Chile, uno esperaría una mayor presencia de las empresas en Facebook. Pero a pesar de que muchas cuentan con el logo de Facebook en sus promociones –generalmente al lado del de twitter—son pocas las empresas aún que desarrollan campañas bien llevadas en Facebook, con aplicaciones y demás. Ahora bien esto lo digo sin fundamentos formales en mano, pero basándome en hechos que para todos deben ser claros. ¿Y es que cuantos países de la región cuentan con diarios que alcancen a las cifras antes dadas? Incluso…¿Cuantos cuentan con emisoras de Radio o TV que puedan mostrar cifras parecidas? La lógica diría que las empresas deberían estar produciendo campañas para Facebook en cantidades significativamente parecidas a las de TV, Radio o prensa, pero sabemos que aún no es así, al menos en la mayoría de las empresas.
Es un asunto sobre el que tendrán que reflexionar cada vez más los dueños de los presupuestos de mercadeo. Es una realidad que amenaza con hundir aún más a los diarios y revistas. Es una realidad que no va a cambiar de un momento para otro, y que seguirá erosionando los modelos de negocios de muchas empresas dedicadas a elaborar y procesar información. Pero no por ninguna de estas causas será una realidad que deje de afectarnos a todos.
sábado, 20 de agosto de 2011
Una historia de Drogas, Hackers, Redes Sociales y Tech
El grupo de hackers Lulz Security ha estado ganando notoriedad en estos días, para convertirse en el segundo grupo más comentado, después de Anonymous. De hecho ha realizado un acuerdo con estos últimos para conformar la operación Anti-Sec, o anti-seguridad, que busca atacar blancos específicios dentro de los gobiernos que demuestren las prácticas poco “adecuadas” de estos, en un intento por sembrar anarquía, ganarse la simpatía del público y con algún otro fin que aún desconocemos.
Y es precisamente en el marco de esta operación anti-sec, que han irrumpido en las computadoras de algunas agencias gubernamentales en Arizona, donde una polémica ley anti-inmigrantes ha estado en el centro de la atención pública desde hace meses.
El portal betanews, recientemente publicó una interesante noticia al respecto donde destacan algunos de los usos que le dan a la tecnología los narcotraficantes para hacer ingresar droga ilegal a los Estados Unidos, en este caso desde México. Desde droga camuflada en laptops, mouses y otros dispositivos, hasta los famosos tanques “made in home”, pasando por el uso de dispositivos GPS para perseguir y atacar grupos rivales, así como el borrado remoto de datos en los celulares confiscados, son muchos los usos que los delincuentes dan a la tecnología y de los que se ha publicado bastante en importantes periódicos y sitios web.
Pero lo que llama la atención es el uso extenso que le dan a las redes sociales. Desde destruir reputaciones de oficiales de policía, hasta reclutar miembros para sus cárteles, hasta publicación en YouTube de videos instructivos de malas prácticas, todo se vale del lado del narcotráfico.
Las redes sociales sirven para construir –y destruir—reputación, de eso no hay duda. Y el narcotráfico aprovecha cada una de sus ventajas al máximo para su propio beneficio. ¿El testimonio d eun policía es la prueba más contundente con que cuenta la fiscalía? Pues entonces revisemos su perfil de Facebook y sus tweets en twitter, a ver si se puede desacreditar por xenófobo o por ser un bravucón que gusta de abusar de los más débiles. ¿Se trata de un juez que se quiere recusar? Pues la estrategia también vale. ¿Y donde mejor para dar órdenes a toda una pandilla que en un muro de Facebook? Por supuesto que vale la pena dejarlas en clave para que no sea tan obvio, pero igual sigue siendo un lugar conveniente para comunicar ordenes. Entrenar a los nuevos miembros de una pandilla para que sepan como abrir una patrulla y robar las armas que allí están sin hacer sonar la alarma, es ahora tan fácil como sentarse a ver un videos de YouTube.
Las pandillas modernas ya no pelean necesariamente por un territorio físico, más bien tienen sus luchas en espacios físicos y digitales, y sus territorios pueden ser tan extensos como la propia red de redes.
Y es precisamente en el marco de esta operación anti-sec, que han irrumpido en las computadoras de algunas agencias gubernamentales en Arizona, donde una polémica ley anti-inmigrantes ha estado en el centro de la atención pública desde hace meses.
El portal betanews, recientemente publicó una interesante noticia al respecto donde destacan algunos de los usos que le dan a la tecnología los narcotraficantes para hacer ingresar droga ilegal a los Estados Unidos, en este caso desde México. Desde droga camuflada en laptops, mouses y otros dispositivos, hasta los famosos tanques “made in home”, pasando por el uso de dispositivos GPS para perseguir y atacar grupos rivales, así como el borrado remoto de datos en los celulares confiscados, son muchos los usos que los delincuentes dan a la tecnología y de los que se ha publicado bastante en importantes periódicos y sitios web.
Pero lo que llama la atención es el uso extenso que le dan a las redes sociales. Desde destruir reputaciones de oficiales de policía, hasta reclutar miembros para sus cárteles, hasta publicación en YouTube de videos instructivos de malas prácticas, todo se vale del lado del narcotráfico.
Las redes sociales sirven para construir –y destruir—reputación, de eso no hay duda. Y el narcotráfico aprovecha cada una de sus ventajas al máximo para su propio beneficio. ¿El testimonio d eun policía es la prueba más contundente con que cuenta la fiscalía? Pues entonces revisemos su perfil de Facebook y sus tweets en twitter, a ver si se puede desacreditar por xenófobo o por ser un bravucón que gusta de abusar de los más débiles. ¿Se trata de un juez que se quiere recusar? Pues la estrategia también vale. ¿Y donde mejor para dar órdenes a toda una pandilla que en un muro de Facebook? Por supuesto que vale la pena dejarlas en clave para que no sea tan obvio, pero igual sigue siendo un lugar conveniente para comunicar ordenes. Entrenar a los nuevos miembros de una pandilla para que sepan como abrir una patrulla y robar las armas que allí están sin hacer sonar la alarma, es ahora tan fácil como sentarse a ver un videos de YouTube.
Las pandillas modernas ya no pelean necesariamente por un territorio físico, más bien tienen sus luchas en espacios físicos y digitales, y sus territorios pueden ser tan extensos como la propia red de redes.
Manuel Mandujano, reconocido periodista de tecnología y analista de marketing interactivo, nos envía desde México esta colaboración que bien vale la pena leer –y tomar en cuenta– antes de seguir subiendo información a nuestras cuentas en redes sociales.
Iván Kaspersky fue secuestrado el 19 de abril de 2011 en Rusia, su país natal, después de que los delincuentes rastrearon sus hábitos en VKontakte, el “Facebook” ruso. Lo destacable es que su padre, Eugene, es el fundador de la compañía de seguridad informática que lleva su apellido.
El hecho motivó una carta abierta (http://ow.ly/5vdIT) en donde Eugene confirma que los raptores utilizaron activamente las redes sociales para el análisis de la información personal y la rutina diaria de su hijo, como las de otras posibles víctimas, para después planear el secuestro. El empresario previene entonces contra la excesiva disponibilidad de datos personales que uno sube en las redes sociales.
En esa carta advierte también de las consecuencias que trae la liberalidad con que las personas comparten sus pensamientos y dejan que sus amigos y no amigos sean parte de su vida.
Al no configurar la función de privacidad, la información llega también a manos de “personas con intenciones no amistosas”, señala Eugene, y agrega que 22% de las personas entre 16 y 24 años de edad no conocen a la gente con la que comparten información en las redes sociales. Su recomendación es educarse en seguridad de datos, y practicarla, en beneficio de la privacidad.
El contrasentido
La liberalidad para compartir información es un contrasentido cuando, por ejemplo, diversos congresos en el mundo legislan sobre el resguardo de los datos privados en poder de las empresas y de las instituciones públicas para preservar la privacidad e integridad de las personas.
La información personal está “subida” en dosis en más de una red social y en los blogs. Cada dato perfila a una persona, y los datos dispersos en las redes sociales pueden recolectarse. Una persona “con intenciones no amistosas”, reúne lo diseminado y tiene el perfil de quien le interesa; esa es su tarea.
Suele decirse que se sube o postea a la red lo que sale del corazón, así se trate de intimidades. La suma de posteos describe perfectamente a la persona, con sus hábitos, sus gustos y sus recurrencias. Las fotografías también aportan datos que se integran al perfil: amigos, lugares frecuentes, costumbres, vestido, comidas y bebidas.
Todo eso es lo que puede ser usado en contra de la persona. “El secuestro o los depredadores sexuales son tan sólo uno de los posibles riesgos”, apunta Kaspersky.
Las buenas prácticas
Una buena práctica es seleccionar la información privada de la pública para decidir después cuál se difunde y cuál no, a sabiendas de que no se debe compartir todo lo que una persona es. Otra buena práctica es hacerse selectivos de las redes y de las personas con quien se desea ser “amigo”. La foto y el “retrato” propios no son para todos y no tienen que estar disponibles para todos en cualquier red social o en el mayor número de ellas.
Tampoco hay razón para mostrar información extra e innecesaria para los fines de una red social. Sucede así cuando a la persona le invade la presunción y comenta situaciones como la de “estoy en la Torre Eiffel”, “…cenando con la celebridad x”. En esa jactancia se exhibe la persona, a la vez que deja rastros de, por ejemplo, su nivel socioeconómico, además de su ubicación geográfica mediante Foursquare.
Toda información puede “perseguirse” en los buscadores generales, en los buscadores de cada red social y en los buscadores de personas (como muestra, haga la prueba y búsquese aquí: http://www.123people.es).
¿Afectará al marketing?
Ahora, bien; la difusión masiva de información personal -como la descrita- trabaja a favor de los responsables de mercadotecnia que buscan mercados de perfiles específicos en la Web o en las redes sociales; sencillamente, facilita la creación del perfil de los consumidores, objetivo del “behavioral marketing”, el que se basa en perfiles para desarrollar una publicidad relevante y enfocada.
¿Ese marketing basado en perfiles se verá afectado por las limitaciones que se vaya imponiendo el usuario para salvaguardar su privacidad y su seguridad en las redes sociales?
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